«En Guinea Ecuatorial, la vida de los ciudadanos está en peligro y no por un enemigo extranjero, sino por la corrupción y la falta de patriotismo de aquellos que deberían protegernos. ¿Hasta cuándo soportaremos esta negligencia criminal? ¿Cuántas vidas más deben perderse antes de que las autoridades actúen con firmeza??»
Hoy, un ciudadano ecuatoguineano descubrió que la mantequilla que compró de la empresa Martínez Hermanos estaba en mal estado. No es un caso aislado, es solo una gota más en un océano de negligencia y desprecio por la vida de nuestro pueblo. Desde hace años, supermercados y empresas han estado vendiendo productos en mal estado, falsificando fechas de caducidad y lucrándose a costa de la salud de la población. Los muertos por enfermedades misteriosas se acumulan, las evacuaciones médicas aumentan y las muertes repentinas son incontables.
Un problema que el gobierno conoce pero no resuelve
No es que el gobierno no lo sepa. ¡Lo sabe! de hecho hay casos donde algunos miembros del propio gobierno estan participando activamente en la aniquilacion silenciosa de la poblacion. Desde hace años, se han descubierto almacenes llenos de productos podridos, alimentos con fechas de caducidad falsificadas y alimentos importados en condiciones deplorables. Las pruebas están ahí, publicadas en medios de comunicación nacionales, con nombres y apellidos de las empresas responsables: Martínez Hermanos, Pegasos, EGTC, Santy, Ventage, Guinaco… Empresas que han sido descubiertas envenenando a la población y que siguen operando con total impunidad.
¿Y qué han hecho nuestras autoridades? Nada que realmente detenga esta catástrofe. Unas disculpas públicas aquí, una multa simbólica allá, una pequeña sanción que después desaparece… Pero ni una sola penalización ejemplar, ni un solo empresario en la cárcel por atentar contra la salud del pueblo.
Ministro de Agricultura: negligencia que envenena al pueblo
La responsabilidad directa de esta tragedia sanitaria recae en el Ministerio de Agricultura, cuya inacción ha permitido que inspectores corruptos sean parte del problema en vez de la solución. Como se denunció en el caso de Embasa, estos inspectores aparecen en las nóminas de las mismas empresas a las que supuestamente deben vigilar, convirtiéndose en cómplices del envenenamiento de su propia gente.
El propio vicepresidente de la República, Nguema Obiang Mangue, lo ha expresado con contundencia: “Si esperamos de los inspectores de comercio, las empresas nos asesinan a todos y vuelven ricos a sus países.”
El Ministerio de Agricultura y Bosques, dirigido por su titular, tiene el deber de velar por la seguridad alimentaria del país. Sin embargo, los ecuatoguineanos se siguen enfermando y muriendo por productos en mal estado. Es su responsabilidad garantizar inspecciones rigurosas y sancionar a las empresas infractoras. Pero en lugar de proteger a la población, su falta de acción permite que empresas sin escrúpulos continúen envenenando el mercado nacional.
Nos venden veneno mientras ellos comen sano. Nos obligan a gastar lo poco que tenemos en productos que nos enferman, mientras sus familias disfrutan de comida de calidad. Esto no es simple corrupción, es traición a la patria.
¿Hasta cuándo permitiremos que nos maten?
Los ecuatoguineanos deben despertar y tomar el control de su salud. No podemos confiar en que vende patrias velen por nuestro bienestar, no podemos seguir aceptando con resignación que la vida de nuestros hijos, hermanos y padres se vea amenazada por la avaricia de unos pocos. Si el gobierno no actúa con mano dura, el pueblo está a la merced de unos malvados.
¡¡Basta de empresas que se enriquecen matándonos! ¡Basta de vende patrias en el gobierno que no ponen a su pueblo por delante! ¡Basta de inspectores corruptos que protegen a los criminales!
Si en otros países se penaliza con severidad a quienes ponen en peligro la salud pública, ¿por qué en Guinea Ecuatorial no? ¿Por qué seguimos permitiendo que estas empresas operen con total impunidad?