Tras el COVID-19 y la aprobación de vacunas en frutas por la Universidad de California, surgen dudas sobre las verdaderas intenciones detrás de la vacunación animal. ¿Es una medida sanitaria o hay intereses ocultos?
En un mundo donde la desconfianza hacia las autoridades sanitarias y las grandes farmacéuticas ha crecido tras la pandemia de COVID-19, la noticia de que Estados Unidos evalúa vacunar vacas contra la gripe aviar ha generado escepticismo y teorías conspirativas. ¿Es esta una medida genuina para proteger la salud animal y humana, o hay algo más detrás?
Recientemente, la Universidad de California aprobó el uso de vacunas en frutas, una medida que, aunque justificada como una forma de proteger cultivos, ha sido vista por algunos como un paso hacia la manipulación genética y el control de los alimentos. Este precedente, sumado a la rápida expansión de la gripe aviar a mamíferos como las vacas, ha alimentado la idea de que podríamos estar ante una nueva «plandemia».
Algunos críticos sugieren que la vacunación masiva de vacas podría ser una estrategia para justificar el control sobre la producción ganadera y láctea, o incluso para introducir nuevas tecnologías en la cadena alimentaria. Otros ven en esto una oportunidad para que las farmacéuticas obtengan ganancias millonarias, tal como ocurrió con las vacunas contra el COVID-19.
Aunque las autoridades insisten en que la vacunación es un «último recurso» y que su implementación dependerá de pruebas rigurosas, la sombra de la desinformación y la desconfianza persiste. En un contexto donde cada decisión sanitaria es cuestionada, la vacunación de vacas podría convertirse en el próximo campo de batalla entre la ciencia y la sospecha.
¿Estamos ante una medida necesaria para proteger la salud pública y animal, o es parte de un plan más amplio que aún no comprendemos del todo? La respuesta, como siempre, dependerá de a quién le preguntes.