Kigali acusa a Bruselas de manipulación y sanciones injustas
Ruanda ha tomado una decisión drástica al romper sus relaciones diplomáticas con Bélgica «con efecto inmediato». La medida se produce tras acusaciones del presidente ruandés, Paul Kagame, quien denunció que Bruselas está promoviendo sanciones internacionales contra su país por el conflicto en el este de la República Democrática del Congo (RDC).
El Gobierno ruandés ha ordenado la expulsión de todos los diplomáticos belgas, quienes deberán abandonar Kigali en un plazo de 48 horas. La decisión marca un punto de no retorno en la relación entre ambos países, que ya se encontraba deteriorada por el papel de Bélgica en la crisis de la RDC.
Acusaciones de injerencia y colonialismo financiero
Kagame ha acusado a Bélgica de actuar en complicidad con potencias occidentales para debilitar a Ruanda mediante sanciones y propaganda. «Se nos acusa injustamente de intervenir en la RDC, cuando en realidad somos víctimas de la inestabilidad que Bélgica y otras naciones han alimentado durante décadas en la región», declaró el mandatario.
Ruanda ha sido señalado por organizaciones internacionales de apoyar al grupo rebelde M23 en la RDC, algo que Kigali ha negado reiteradamente. Según Kagame, estas acusaciones forman parte de una estrategia para desestabilizar su gobierno y mantener a África bajo el control de potencias extranjeras.
«Bélgica no ha dejado de tratarnos como su colonia. Ahora intentan dictarnos qué hacer y cómo actuar en la región. No lo permitiremos», afirmó un alto funcionario ruandés en declaraciones a medios locales.
Respuesta de Bélgica y el impacto en la región
Por su parte, el Gobierno belga calificó la decisión de Ruanda como «desproporcionada» y lamentó la falta de voluntad para el diálogo. El ministro de Exteriores belga, Maxime Prevot, anunció que su país tomará represalias diplomáticas, incluyendo la expulsión de diplomáticos ruandeses en Bruselas.
El conflicto diplomático se produce en un momento de gran tensión en África Central. La situación en la RDC sigue deteriorándose, con el avance del M23 en Kivu del Norte y la intervención de otros actores regionales. Con la ruptura de relaciones entre Ruanda y Bélgica, las posibilidades de una solución diplomática parecen cada vez más lejanas.
Este episodio refleja una tendencia creciente en África: países como Ruanda, Malí y Burkina Faso están desafiando abiertamente la influencia de antiguas potencias coloniales, exigiendo respeto y autonomía en la gestión de sus asuntos internos. La pregunta que queda en el aire es si esta ruptura será un paso hacia la independencia real o si agravará aún más las tensiones en la región.