De Tuskegee a SAIMR: Décadas de exterminio encubierto
A lo largo de la historia, Occidente ha enmascarado sus crímenes contra la población negra bajo el disfraz de la «ayuda humanitaria». Desde los infames experimentos médicos en Tuskegee hasta las operaciones encubiertas del grupo SAIMR en África, las pruebas son contundentes: lo que se ha presentado como caridad ha sido, en realidad, un genocidio sistemático.
Tuskegee: 40 años de tortura médica
En 1932, en un pequeño pueblo de Alabama, el gobierno de Estados Unidos inició un experimento médico en 600 hombres afroamericanos pobres, la mayoría de ellos agricultores. Se les prometió tratamiento gratuito, pero en realidad eran conejillos de indias de una investigación cruel sobre la sífilis.
Incluso cuando en 1947 la penicilina se convirtió en la cura oficial para la enfermedad, los médicos del estudio se negaron a tratar a los pacientes. Prefirieron observar cómo la sífilis los devastaba, causando ceguera, demencia e incluso la muerte. La enfermedad también se transmitió a sus esposas e hijos, perpetuando un ciclo de sufrimiento.
Este experimento no fue un caso aislado de negligencia médica, sino una muestra clara del desprecio con el que Occidente ha tratado históricamente a la población negra.
SIMAR: El VIH como arma de exterminio en África
Décadas después de Tuskegee, una historia aún más macabra surgió en el continente africano. Durante el apartheid en Sudáfrica, una supuesta organización humanitaria llamada SAIMR operaba en varios países de la región, incluyendo Mozambique, Angola y Namibia. Oficialmente, su misión era brindar asistencia médica. Extraoficialmente, su verdadero propósito era inocular el VIH/SIDA a la población negra.
Las declaraciones las dios un ex mercenario llamado Alexander Jones, quien en un documental, afirma que pasó años como oficial de inteligencia en el Instituto Sudafricano de Investigación Marítima (SAIMR) hace tres décadas, cuando ésta organizacion planeaba golpes de estado y otros actos de violencia en toda África. desvelo cómo esta organización inyectaba deliberadamente el virus deL SIDA a comunidades enteras, bajo el pretexto de programas de vacunación. El resultado fue devastador: la pandemia del SIDA se extendió como un incendio incontrolable, matando a millones de africanos y destruyendo generaciones enteras.

El patrón de la muerte disfrazada de ayuda
Lo ocurrido en Tuskegee y con SAIMR no son eventos aislados, sino piezas de un rompecabezas mucho más grande. Desde la esclavitud hasta los actuales programas de «salud global», la historia nos demuestra que Occidente ha utilizado la medicina como un arma de exterminio contra la población negra.
Las supuestas iniciativas caritativas no han sido más que laboratorios de experimentación humana. ¿Cuántos programas de vacunación, de «planificación familiar» y de «ayuda humanitaria» han servido en realidad para reducir la población negra y mantener el control sobre nuestras naciones?
Hoy más que nunca, debemos cuestionar cada iniciativa extranjera que se nos presenta como «ayuda». La historia nos ha enseñado que, cuando Occidente ofrece su mano, suele esconder un puñal detrás de la espalda.