En 2030 se consolidará el nuevo orden mundial. Si África no despierta, será el primer continente controlado por la inteligencia artificial china.
Durante décadas, el mundo creyó que Estados Unidos era el gran imperio que controlaba todo: economía, medios, guerras, tecnología. Pero la realidad es más profunda y peligrosa. EE.UU. fue solo un vehículo. Una herramienta útil para un grupo muy reducido de personas e instituciones que realmente gobiernan el planeta: multinacionales, bancos internacionales y entidades sin rostro, ni bandera. Esas que nadie elige en elecciones, pero de las que todos dependemos cada día.
Ahora, ese mismo poder que utilizó a EE.UU. durante casi un siglo, está migrando hacia China. Pero, a diferencia del «sueño americano» que disfrazaba su opresion bajo el lema de la libertad, democracia y progreso, el modelo chino es descaradamente autoritario, vigilante y tecnológico.
Ya no se trata de una guerra comercial. Lo que estamos presenciando es la transición de un sistema democrático (hipocrita), a un sistema de obediencia digital. China lleva años perfeccionando ese modelo: cámaras en cada esquina, vigilancia de redes sociales, castigos a la disidencia, y un control total del ciudadano bajo el lema de «eficiencia».
¿Y África?
África no es espectadora. Es el campo de pruebas. Los grandes poderes están experimentando en nuestro continente sus estrategias de dominación. Nos compran con infraestructuras, con préstamos, con tecnología, pero nos roban libertad, soberanía, medioambiente y cultura. Si no despertamos, seremos la primera región del mundo completamente controlada por inteligencia artificial china al servicio de intereses extranjeros.
2025 es un año clave. Y el horizonte 2030 es la meta del gran reseteo global. No es una teoría de conspiración. Es un plan en marcha. Solo hace falta ver cómo avanzan los acuerdos internacionales, las políticas digitales, y el papel que juega China en los países africanos.
📢 Mensaje para los ecuatoguineanos:
No se trata de escoger entre EE.UU. o China. Se trata de no caer en manos de nadie. Guinea Ecuatorial debe apostar por su autosuficiencia, su soberanía económica y tecnológica, y por un modelo de desarrollo que priorice al ciudadano, no al capital extranjero.
La verdadera batalla no es entre potencias, es entre libertad y control total.