A 46 años del levantamiento del Movimiento Nueva JEWEL, recordamos el mensaje de Bishop sobre el peligro que su revolución representaba para EE.UU.
El 13 de marzo de 1979, el Movimiento Nueva JEWEL (Joint Endeavor for Welfare, Education, and Liberation) encabezó un golpe de Estado incruento que derrocó a la corrupta dictadura de Eric Gairy en Granada. Con la llegada al poder del Gobierno Revolucionario del Pueblo, dirigido por Maurice Bishop, la pequeña isla caribeña inició una transformación profunda basada en ideales socialistas, promoviendo el desarrollo económico y social en beneficio de su pueblo.
La revolución granadina trajo consigo avances significativos. En apenas cuatro años, el desempleo cayó del 49 % al 14 %, la educación y la sanidad se expandieron con el apoyo de Cuba, y el país comenzó a construir infraestructuras esenciales como un moderno aeropuerto internacional. Las prioridades del gobierno revolucionario quedaron reflejadas en las calles: vallas publicitarias promoviendo la educación reemplazaron a los anuncios de tabaco y alcohol, y el pueblo, antes sumido en la pobreza, comenzaba a ver mejoras tangibles en su calidad de vida.
Sin embargo, este progreso representaba una amenaza para Estados Unidos. Maurice Bishop lo advirtió en un discurso histórico en Nueva York, donde denunció que la revolución de Granada demostraba que los pequeños países podían liberarse de la explotación y construir una sociedad justa sin depender de las potencias occidentales. Para Washington, el peligro no era militar, sino ideológico: si una nación caribeña podía desarrollarse fuera del control estadounidense, el ejemplo podía extenderse a toda la región.
La respuesta de EE.UU. no tardó en llegar. En 1983, bajo la administración de Ronald Reagan, las tropas estadounidenses invadieron Granada bajo el pretexto de “restaurar la democracia”. Maurice Bishop ya había sido asesinado días antes en un golpe interno, y la revolución fue brutalmente sofocada. Con ello, se garantizaba que el modelo socialista de Granada no se convirtiera en una inspiración para otros países del Caribe y África.
Hoy, más de cuatro décadas después, la historia de Granada sigue siendo un recordatorio del miedo que el imperialismo tiene a la autodeterminación de los pueblos. El mensaje de Maurice Bishop a los africanos en Estados Unidos y en el mundo sigue vigente: la lucha por la soberanía, la justicia social y la independencia sigue siendo un desafío en un mundo donde las potencias occidentales continúan tratando de imponer su dominio.