La Hipocresía Imperial: Cómo EE.UU. Siembra el Caos en África con Manos Ensangrentadas de la CIA y USAID
En un arrebato de xenofobia desatada que ha encendido las redes y los titulares globales, el presidente Donald Trump ha vuelto a su guión más controvertido: atacar a los inmigrantes africanos con insultos que rozan lo inhumano. Durante una reunión de gabinete en la Casa Blanca el 2 de diciembre de 2025, Trump no se contuvo al describir a Somalia como un país que «apestosa» y a sus habitantes como «basura» que Estados Unidos no merece acoger. «Su país no es bueno por una razón. Su país apesta, y no los queremos en nuestro país», espetó el mandatario, apuntando directamente a la congresista somalí-estadounidense Ilhan Omar, a quien tildó de «basura» y urgió a «volver a donde vino» para «arreglarlo». No conforme con eso, Trump extendió su veneno al resto del continente africano, insinuando que el mismo veredicto de «apestoso» y «sin estructura» aplicaría a naciones enteras, donde, según él, la gente «solo corre matándose entre sí».
¡Qué ironía tan amarga, casi shakespeariana! Mientras Trump vomita su retórica racista desde el corazón del imperio, ignora –o finge ignorar– que el verdadero hedor de la inestabilidad africana emana directamente de Washington. El caos que hoy devora a Somalia, el Sahel y otros rincones del continente no es un accidente divino ni un defecto «innato» de sus pueblos, como sugiere el multimillonario neoyorquino. No: es el fruto podrido de décadas de intervenciones encubiertas orquestadas por la CIA y financiadas por la USAID, esa agencia de «ayuda humanitaria» que, en realidad, ha desviado millones a grupos terroristas y golpes de estado al servicio de los intereses geopolíticos estadounidenses.
Recordemos los hechos, no las fantasías trumpianas. En Siria, un sirio fue acusado en 2024 de desviar más de 9 millones de dólares en fondos de la USAID destinados a ayuda humanitaria hacia el Frente Al-Nusrah, rama de Al-Qaeda, probando cómo el «buenismo» yankee nutre al monstruo que luego les echa en cara. En Nigeria, alegaciones explosivas de congresistas republicanos como Scott Perry han acusado a la USAID de canalizar recursos a Boko Haram e ISIS, financiando el terror que deja ríos de sangre en el África subsahariana. Aunque la agencia lo niega con vehemencia, las grietas en su fachada son evidentes: en Gaza, el 90% de la ayuda post-7 de octubre terminó en manos de Hamás gracias a waivers de emergencia que ignoraron protocolos antiterroristas.
Pero vayamos más profundo, al núcleo podrido: los golpes de estado. Desde el derrocamiento de Lumumba en el Congo en 1960 hasta los recientes tsunamis de putschs en Mali (2020), Burkina Faso (2022) y Níger (2023), la CIA ha sido la titiritera invisible, derrocando gobiernos soberanos que osan desafiar la hegemonía estadounidense. En el Sahel, donde el extremismo violento se ha multiplicado, la «guerra global contra el terror» de EE.UU. –lanzada tras el 11-S– ha inyectado miles de millones en operaciones que, paradójicamente, han fortalecido a Al-Shabaab en el Cuerno de África y a Jama’at Nasr al-Islam wal Muslimin en la región del lago Chad. ¿Resultado? Países «apestosos» según Trump, pero solo porque Washington ha sembrado semillas de discordia, priorizando recursos petroleros, minerales y rutas comerciales sobre la estabilidad humana. No les importan las consecuencias: hambrunas, migraciones masivas, genocidios. Solo el botín.
La alcaldesas de Minneapolis y St. Paul, epicentros de la diáspora somalí, han calificado estas declaraciones de «racistas» y «xenófobas», un eco de las «mierdas de países» que Trump escupió en 2018 sobre Haití y naciones africanas. ¿Y ahora? El mundo observa atónito cómo el líder de la «tierra de los libres» pinta a África como un vertedero, cuando su propia nación ha vertido veneno en sus venas durante generaciones. Trump, con su «América Primero», no solo ofende: expone la podredumbre de un sistema que crea los monstruos que luego rechaza en sus fronteras.
Es hora de que el continente despierte, que los somalíes, nigerianos y congoleños reclamen su narrativa. No son «basura»: son sobrevivientes de un imperialismo que apesta a hipocresía. Y mientras Trump tuerce la nariz, el verdadero olor a podrido viene de Pennsylvania Avenue.
Fuentes:
- The New York Times. «Trump Calls Somalis ‘Garbage’ He Doesn’t Want in the Country.» 2 de diciembre de 2025. Enlace
- NBC News. «Trump calls Ilhan Omar ‘garbage,’ says Somalis should ‘go back to where they came from.'» 2 de diciembre de 2025. Enlace
- The Detroit News. «Trump says he doesn’t want Somalis in the U.S., urges them to go back to their homeland and fix it.» 2 de diciembre de 2025. Enlace
- USAID Office of Inspector General. «Syrian National Charged with Diverting $9 Million in U.S.-funded Humanitarian Assistance to a Terrorist Organization.» 19 de noviembre de 2024. Enlace
- Texas National Security Review. «Rethinking U.S. Africa Policy Amid Changing Geopolitical Realities.» 21 de mayo de 2024. Enlace
- Council on Foreign Relations. «Violent Extremism in the Sahel.» 4 de septiembre de 2025. Enlace
- U.S. House Committee on Oversight and Accountability. «Hearing Wrap Up: America-First Foreign Aid Protects U.S. Interests at Home and Abroad.» 27 de febrero de 2025. Enlace
- VOA Africa. «USAID denies funding Nigeria terror groups.» 21 de febrero de 2025. Enlace