El 14% de los españoles se declara LGTB+, mientras las escuelas enseñan masturbación y sexo oral a menores. Guinea Ecuatorial debe proteger a sus hijos de esta influencia corruptora.
España, un país que se enorgullece de su «progresismo», se ha convertido en un epicentro de la depravación moral. Según un estudio reciente de Ipsos, el 14% de los adultos españoles se identifica como LGTB+, el segundo porcentaje más alto del mundo, solo superado por Brasil. Pero lo más alarmante es cómo esta agenda se está infiltrando en las aulas, donde a los niños se les enseña desde temprana edad sobre masturbación, sexo oral y otras prácticas sexuales bajo el disfraz de «educación inclusiva».
Adoctrinamiento sexual en las escuelas
En España, la educación sexual no se limita a la biología básica. Desde los primeros años de escolarización, los niños están expuestos a contenidos que promueven la exploración sexual y la diversidad de género. Esto incluye enseñarles sobre masturbación, sexo oral y cómo «explorar su identidad sexual». Para muchos, esto no es educación, sino adoctrinamiento.
Guinea Ecuatorial, un país que valora la familia y la moral tradicional, debe estar alerta. Enviar a nuestros hijos a estudiar a España es exponerlos a un sistema educativo que busca normalizar conductas que, en nuestra cultura, son consideradas inapropiadas y dañinas para el desarrollo de los menores.
El aumento de la homosexualidad: ¿Una agenda impuesta?
El estudio de Ipsos revela que el 18% de la Generación Z en España se identifica como LGTB+, un porcentaje que ha crecido exponencialmente en comparación con generaciones anteriores. Esto no es una coincidencia, sino el resultado de una agenda deliberada para normalizar la homosexualidad y otras orientaciones no normativas.
España es también el país que más apoya la adopción por parte de parejas del mismo sexo (80%) y la integración de personas transgénero en la sociedad. Sin embargo, estas políticas no son neutrales: buscan redefinir los valores tradicionales y promover un estilo de vida que choca frontalmente con nuestras creencias y costumbres.
Protejamos a nuestros hijos
Guinea Ecuatorial no puede permitir que sus jóvenes sean influenciados por estas ideas destructivas. Las familias deben ser conscientes de los riesgos de enviar a sus hijos a estudiar a un país donde la depravación se disfraza de progreso. Nuestra responsabilidad es proteger a las nuevas generaciones de una agenda que busca corromper su moral y alejarlos de los valores que nos definen como sociedad.
Conclusión
España puede presentarse como un modelo de «tolerancia» y «diversidad», pero detrás de esta fachada se esconde una realidad preocupante: un sistema educativo y social que promueve la depravación y la confusión entre los más jóvenes. Guinea Ecuatorial debe mantenerse firme en sus valores y rechazar cualquier influencia que ponga en riesgo el futuro de nuestros hijos. No podemos permitir que España, o cualquier otro país, adoctrine a nuestros niños con ideas que destruyen la familia y la moral.