La falta de supervisión en las federaciones deportivas ha convertido las subvenciones en un negocio personal para dirigentes, alejando al país del verdadero desarrollo deportivo.
El reciente escándalo sobre la gestión de las federaciones deportivas en Guinea Ecuatorial deja al descubierto un problema estructural que el Gobierno ha ignorado por demasiado tiempo: la falta de control sobre los subsidios otorgados a estas entidades. Las revelaciones del Ministro de Estado de Educación, Enseñanza Universitaria y Deportes, Clemente Engonga Nguema Onguene, han confirmado lo que ya se sospechaba: los fondos destinados al desarrollo del deporte han sido desviados para fines personales, con federaciones manejadas como clanes familiares y dirigidas por funcionarios con intereses económicos propios.
Desde finales de 2024, se han celebrado asambleas electivas en varias federaciones, y se preparan elecciones para el Comité Olímpico, la Federación de Baloncesto y la Federación de Fútbol. Pero, ¿qué garantía hay de que estos procesos sean transparentes y sirvan al deporte nacional? La denuncia de Engonga Nguema Onguene pone sobre la mesa la realidad de un sistema que ha fracasado: sin auditorías, sin regulaciones efectivas y sin consecuencias para quienes se apropian de los fondos.

El Gobierno sigue inyectando dinero a federaciones que no rinden cuentas ni muestran resultados tangibles. Mientras en el país el deporte sigue estancado y las infraestructuras deportivas se deterioran, los dirigentes de estas federaciones disfrutan de salarios millonarios y beneficios personales. Se ha perdido el verdadero objetivo de estas subvenciones: fomentar el talento, mejorar las condiciones de los atletas y elevar el nivel del deporte nacional.
Es momento de que el Estado tome decisiones drásticas. Hay dos opciones claras: o se eliminan completamente las subvenciones y se obliga a las federaciones a autogestionarse, o se establece un sistema de financiamiento basado exclusivamente en actividades deportivas puntuales, con un monitoreo riguroso. Si se decide seguir otorgando subsidios, estos deben estar sujetos a auditorías exhaustivas y sanciones severas para quienes desvíen los fondos.
El deporte nacional no avanzará mientras las federaciones sean simples plataformas de enriquecimiento personal. El Gobierno debe exigir responsabilidades y poner fin a este abuso. Sin control, no hay desarrollo deportivo, solo un saqueo institucionalizado que ahoga las oportunidades de los verdaderos atletas y deja a Guinea Ecuatorial lejos de la competencia internacional.