Expedientes destinados al Jefe de Estado y al Vicepresidente han sido robados en un ataque bien planificado. La corrupción y la negligencia deben ser castigadas.
El Ministerio de Obras Públicas en Malabo ha sido escenario de un escandaloso robo que pone en duda la seguridad, la gestión y la integridad del sector público en Guinea Ecuatorial. En un ataque meticulosamente ejecutado, los asaltantes destruyeron las cámaras de seguridad, forzaron las puertas y sustrajeron documentos de máxima sensibilidad, incluyendo expedientes que debían ser despachados al Jefe de Estado y al Vicepresidente de la República.
Entre los archivos robados destacan informes de inspección de viviendas sociales y documentación de ENPIGE, entidad clave en la planificación y ejecución de infraestructuras. No es un simple robo; es un acto de sabotaje que huele a corrupción, negligencia y complicidad desde dentro del propio ministerio.
Las autoridades han iniciado una investigación, pero los indicios apuntan a una verdad innegable: este es el cuarto robo que afecta a la oficina del Viceministro de Obras Públicas, tanto en Malabo como en Bata. La repetición de estos hechos solo confirma lo que muchos sospechan: hay manos internas manipulando el sistema, borrando rastros y protegiendo intereses ocultos.
El pueblo no puede seguir tolerando esta desfachatez. La impunidad debe terminar. No basta con abrir investigaciones que nunca arrojan responsables claros. Se deben tomar medidas drásticas: **los jefes de estos departamentos deben ser cesados y procesados penalmente**. Es inaceptable que, en un país donde el desarrollo infraestructural es crucial, funcionarios corruptos jueguen con los recursos y manipulen expedientes a su antojo.
El Gobierno tiene la oportunidad de demostrar que no protege a los delincuentes de traje y corbata. Si estos robos no son castigados con todo el peso de la ley, el mensaje será claro: la corrupción es un virus que ha contaminado las instituciones hasta la médula.
Eso no pasaría si se digitaliza la administración