Con el pretexto del cambio climático, gobiernos imponen sanciones a pequeños agricultores mientras favorecen a las multinacionales de alimentos sintéticos y transgénicos.
El Gran Ataque a la Autosuficiencia Alimentaria: ¿Quién Controlará Nuestra Comida?
En un nuevo capítulo de la ofensiva globalista contra la independencia alimentaria, se ha aprobado una normativa en Europa que impone multas de hasta 3.000 euros a quienes consuman los huevos de sus propias gallinas. ¿La razón? Regulaciones supuestamente diseñadas para garantizar estándares de sanidad y sostenibilidad, pero que, en la práctica, asfixian a los pequeños productores y granjeros independientes.
Un modelo de control disfrazado de ecologismo
Esta medida se enmarca en la agenda impulsada por organismos internacionales que, bajo el lema «No tendrás nada y serás feliz», buscan erradicar la autosuficiencia de los ciudadanos y consolidar el control de los alimentos en manos de megacorporaciones. Europa ya ha sido testigo de episodios similares:
- Países Bajos: Se ordenó el sacrificio masivo de miles de vacas con el argumento de reducir las emisiones de CO2, destruyendo la producción local de carne y dejando espacio para la expansión de la carne sintética.
- Francia: Se han impuesto restricciones draconianas al uso de semillas naturales, obligando a los agricultores a utilizar únicamente semillas patentadas por corporaciones agroquímicas.
- España: Se han endurecido las normativas contra la cría doméstica de animales de granja, dificultando aún más la posibilidad de que las familias puedan ser autosuficientes en su alimentación.
África en la mira: cómo las multinacionales están destruyendo la soberanía alimentaria del continente
Este ataque no se limita a Europa. África, y en especial Guinea Ecuatorial, se encuentran en la mira de estas políticas. Las corporaciones agroindustriales han inundado los mercados africanos con semillas genéticamente modificadas (GMO), que no pueden reproducirse y obligan a los agricultores a comprarlas cada temporada. Esto ha provocado:
- Dependencia total: Los agricultores dejan de ser dueños de su producción y quedan sometidos a los precios que dictan las multinacionales.
- Destrucción de la biodiversidad: Las semillas autóctonas desaparecen, eliminando siglos de evolución agrícola adaptada a las condiciones climáticas locales.
- Riesgos para la salud: Estudios científicos han demostrado que los alimentos genéticamente modificados pueden alterar el ADN humano y están vinculados con un aumento en la disforia de género en niños expuestos a estos productos durante el embarazo.
¿Cuál es el verdadero objetivo?
Si las grandes corporaciones logran el control absoluto de la producción y distribución de alimentos, tendrán el poder de someter a cualquier nación que se niegue a seguir sus agendas. Ya no bastará con sanciones económicas o bloqueos comerciales; simplemente cerrarán el grifo del suministro de alimentos.
Un llamado a la resistencia
Los ciudadanos de Guinea Ecuatorial y del resto de África deben ser conscientes de este peligro inminente. Defender la agricultura local, proteger las semillas tradicionales y rechazar la imposición de alimentos modificados genéticamente es una cuestión de soberanía nacional y supervivencia.
La batalla por la independencia alimentaria es la batalla por la libertad. No podemos permitir que nuestra comida y nuestra salud sean secuestradas por intereses corporativos globalistas. ¡Despierta antes de que sea demasiado tarde!