En plena Semana de la Francofonía, la Confederación del Sahel rompe con la influencia cultural de París y apuesta por una nueva era de soberanía e identidad africana.
Las juntas militares de Níger, Malí y Burkina Faso han dado un golpe simbólico y político al retirarse oficialmente de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF), un paso que marca el fin de la agenda cultural impuesta por Francia en la región.
Esta decisión no es solo un acto de rechazo a la influencia francesa, sino una afirmación de identidad panafricanista. En un contexto donde la Francáfrica militar ya ha sido desmantelada con la expulsión de tropas francesas, la Confederación del Sahel (AES) avanza en la construcción de una narrativa propia, desligada de las estructuras neocoloniales.
El momento elegido para esta retirada no es casual. Se produce en plena Semana de la Francofonía, un periodo en el que París y sus aliados buscan reafirmar lazos culturales con sus antiguas colonias. Con esta acción, Níger, Malí y Burkina Faso envían un mensaje claro al mundo: el futuro de África lo deciden los africanos.
Este movimiento fortalece el crecimiento de una nueva era en el continente, donde las naciones buscan desvincularse de las cadenas históricas del colonialismo y revalorizar sus propias lenguas, culturas y formas de cooperación. La Confederación del Sahel ya ha demostrado que su prioridad es la unidad africana y la autodeterminación, marcando un precedente que podría inspirar a otras naciones de la región.